La hidrolimpiadora es básicamente una máquina que toma agua a baja presión, de un depósito de la red, y a través de una bomba la impulsa a alta presión a través de una manguera especialmente preparada para soportar presiones elevadas, una pistola que abre o cierra el paso de agua y una lanza, con una tobera en su extremo final que al reducir considerablemente el paso de agua, convierte la presión en velocidad.

Se pueden clasificar desde dos puntos de vista diferentes: domésticas y profesionales. Esta clasificación depende básicamente de la intensidad con la que va a utilizarse la máquina. Las máquinas domésticas son aptas para su utilización esporádica, como la limpieza del coche el fin de semana y las profesionales permitirían su utilización durante tres o cuatro horas diarias o incluso más.

Y según a la temperatura que expulsen el agua, se pueden clasificar en: agua fría o agua caliente. Las hidrolimpiadoras de agua fría toman el agua a la temperatura ambiente y la impulsan tal cual. Las hidrolimpiadoras de agua caliente disponen de un quemador de gasoil que eleva la temperatura del agua después de haber pasado por la bomba. Su aplicación más importante es en los lugares donde hay grasa o aceites y en la industria alimentaria para la desinfección.

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